Las ciudades se transforman con el paso de los siglos. Una de las transformaciones urbanas que más polémica genera es la gentrificación. Se trata de un proceso por el que un barrio degradado acaba ennobleciéndose gracias al desplazamiento de su población original, que da paso a una de mayor poder adquisitivo. Es, por lo tanto, un fenómeno de abandono y posterior revalorización.
Un término que suscita polémica
El concepto gentrificación hace referencia al proceso de sustitución de la población de un barrio por otra de un mayor nivel económico. Este movimiento no está exento de polémica, ya que a juicio del doctor Pedro Limón, de la Universidad Complutense de Madrid, supone “la atracción de capital, inversiones, representaciones, atención y desarrollo de políticas públicas hacia ese lugar” y, en paralelo, “el desplazamiento de una clase social”.
En un artículo de El País, titulado “La gentrificación acorrala a los barrios del centro de Ciudad de México”, se destaca cómo la presencia de “nómadas digitales”, que se definen como trabajadores remotos que perciben ingresos superiores a la media en el país, ha generado inflación y la preocupación de los residentes de colonias como la Roma y Condesa, por las mutaciones en su vida cotidiana, los precios de la vivienda y el auge de la vida nocturna en ellas. En estos sitios, el incremento en los proyectos inmobiliarios, los cambios de uso de suelo, la recuperación de espacio públicos y el desplazamiento de sectores del comercio informal, han generado gentrificación.
De acuerdo con la plataforma Tasvalúo, es posible señalar que este fenómeno se da con frecuencia en sitios muy deseados para vivir, donde el perfil urbano con viviendas económicas es sustituido por inversiones inmobiliarias que expulsan a la población original.
La gentrificación se define como rehabilitación urbanística y social de una zona deprimida o deteriorada, que provoca la migración de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto.
La gentrificación es un fenómeno complejo que tiene ventajas y desventajas para las ciudades. Por un lado, puede generar una revitalización económica, una diversificación cultural y una renovación arquitectónica. Por otro lado, puede provocar una expulsión social, una pérdida de identidad y un deterioro ambiental.
Los beneficios económicos de la gentrificación
La intervención de estos actores en el proceso de gentrificación explica que los beneficios de este proceso sean de índole económica. Así, Duque argumenta que para ciertos autores la gentrificación es positiva, pues “la consideran como una herramienta para la recuperación de barrios céntricos”, bien a través de la renovación del parque de viviendas, bien a través de las modificaciones de los espacios públicos, puesto que traen consigo “una revitalización social provocada por la entrada en el barrio de la clase media”.
Los costes sociales de la gentrificación
Sin embargo, se ha desarrollado una vertiente crítica que sostiene que tales proyectos son presentados como si no hubiera un coste social. En este sentido, Díaz asegura que las mejoras “se realizan para grupos de clase media, consumidores solventes, mientras que los grupos más vulnerables suelen verse desplazados o invisibilizados”. Por su parte, Limón añade que la revalorización de las propiedades inmobiliarias y de la renta del suelo “difícilmente son asumibles por la gran mayoría de los antiguos residentes de la zona”, lo cual implica una pérdida de poder adquisitivo, en el caso de que puedan afrontarlo, o el abandono por parte de estos si no pueden hacerse cargo.
La gentrificación no implica, en sí misma, consecuencias totalmente negativas para todos los sectores y en todos los casos, a pesar de que se le asocia con un sentido pernicioso. Hace falta estudiar y diseñar políticas de armonización de intereses que involucre al conjunto de afectados por este fenómeno y formularse la pregunta: ¿la ciudad para quién es? Y esto indudablemente nos conduce a pensar en el derecho a la ciudad.
Fuentes: pisos.com. el economista, el financista